Debo encontrarla....
La necesito....
Me necesita....
¿Como podre alcanzarla? se fue hace mucho tiempo, tal ves si cor
ro y nunca paro, no importara mi cansancio, no importa si mis piernas quedan lastimadas para siempre, no importa si la nieva me ciega... Mejor no, no debo descuidar mis ojos, no podría vivir sin verla otra vez... no me conformaría con sentirla, necesito ver que esta bien, que no tiene ningún problema, quiero ver si ella también puede verme... Tal vez al fin logre que me vea como yo siempre la vi, después de que le ayude la salve, ella me amara. Hice muy poco antes, esta ves no la dejare ir, ella podrá estar conmigo para toda la vida, me acompañara siempre, he encontrado la manera, ella no sera desafortunada como todos los demás por que yo la encontrare, yo se como salvarnos...
¿DONDE ESTA?..No quiere que la encuentre
... ¡¡¡No te escondas de mi!!!
Ya no se en que dirección voy, he perdido la orientación. Todo es nieve y viento, las montañas son todas iguales. Quiero morir, no quiero estar aquí sin ella, sin su rostro, sin su voz. ¿Pero por que sigo? Ella huye de mi, ella no me ama. Nunca me amo, nunca sintió algo por mi. Calmadamente se alejo y corrió sin decirme a donde iría...
!AYUDA!
!ADELUZ!
Ahora lo he entendido, por favor Adeluz, sácame de aquí. Ya la he perdido.
lunes, 16 de junio de 2014
jueves, 12 de junio de 2014
Amry Birke
Por lo general en días como este estaría charlando con Amry. Ver llegar su guárnica a la ventana, con su pequeña mancha roja en la cabeza que la hacia parecer muy ruda, como si antes de llegar hubiera tenido una pelea, y si este fuera el caso, esta guarnica no encajaría para nada con Amry. Ella es mi mejor amiga, la persona mas pacifica del mundo y la que tiene el corazón mas grande, nunca logre entender como es que ella logra amar a tantos, sin juzgarlos. Tan delicada, ella era mi refugio después de las jornadas de sentimientos malos en mi cuerpo, eran casi diarias durante un tiempo hasta que poco a poco se volvieron menos frecuentes, y por eso, Amry era muy poco visitada por mi desde entonces. No solo era eso, si no que se mudo a la ciudad siguiente y era casi imposible dejar la Escuela Mayor para visitarla. Muchas veces la trate mal pero no de una manera física o verbal, si no que no la supe apreciar ni querer como se lo merecía, fui un tonto.
La manera que usaba su dominio era tan pacifica aun cuando atacaba a alguien, era un golpe delicado pero a la ves feroz, siempre trataba de golpear de la manera menos dolorosa. Llevaba el agua de un lado a otro como un espectáculo hecho para el Castillo Central. Amry Birke, la extraño tanto. Estar solo escapando no me hace nada bien, estoy seguro que hace unos días pude ver su guarnica, vi pasar un puntito rojo el cielo. Si tuviera que elegir a alguien que me acompañara en esta tarea, la elegiría a ella, si dudarlo. La soledad arrasa con todo, ver tanta muerte pasar me convierte cada ves en uno de los contaminados, sin ser contaminado de verdad. Trato de pensar en otras cosas, ir a mi mente otra ves y estar en un mundo diferente, en un tiempo diferente, pero no puedo volver al Salón de los Espejos. Los juegos de primavera fueron muy fáciles a un lado de lo que tengo que hacer ahora, compararlos es algo tonto pero ese recuerdo me trae a mis amigos de vuelta y es lo único que tengo en la cabeza. No quiero olvidarlos, no quiero dejar que sus rostros desaparezcan. Amry estaba en un pedestal la ultima vez que la vi, usando sus palabras para animar a la gente en estos tiempo difíciles, no se si siga viva pero si lo esta, debe de estar con muchas personas, cuidándolas y protegiéndolas. Ella es no es un Humano Perfecto pero se merece que la llamen así. Pronto acabare con esto y podre volver a verla, podremos volver a charlar y jugar. Podremos comer algo. Juntos. Cuantos amigos tengo? puedo contarlos con una sola mano, y Amry es el pulgar, el dedo que mas importante.
La manera que usaba su dominio era tan pacifica aun cuando atacaba a alguien, era un golpe delicado pero a la ves feroz, siempre trataba de golpear de la manera menos dolorosa. Llevaba el agua de un lado a otro como un espectáculo hecho para el Castillo Central. Amry Birke, la extraño tanto. Estar solo escapando no me hace nada bien, estoy seguro que hace unos días pude ver su guarnica, vi pasar un puntito rojo el cielo. Si tuviera que elegir a alguien que me acompañara en esta tarea, la elegiría a ella, si dudarlo. La soledad arrasa con todo, ver tanta muerte pasar me convierte cada ves en uno de los contaminados, sin ser contaminado de verdad. Trato de pensar en otras cosas, ir a mi mente otra ves y estar en un mundo diferente, en un tiempo diferente, pero no puedo volver al Salón de los Espejos. Los juegos de primavera fueron muy fáciles a un lado de lo que tengo que hacer ahora, compararlos es algo tonto pero ese recuerdo me trae a mis amigos de vuelta y es lo único que tengo en la cabeza. No quiero olvidarlos, no quiero dejar que sus rostros desaparezcan. Amry estaba en un pedestal la ultima vez que la vi, usando sus palabras para animar a la gente en estos tiempo difíciles, no se si siga viva pero si lo esta, debe de estar con muchas personas, cuidándolas y protegiéndolas. Ella es no es un Humano Perfecto pero se merece que la llamen así. Pronto acabare con esto y podre volver a verla, podremos volver a charlar y jugar. Podremos comer algo. Juntos. Cuantos amigos tengo? puedo contarlos con una sola mano, y Amry es el pulgar, el dedo que mas importante.
jueves, 1 de mayo de 2014
Capitulo I: El Salón de los Espejos.
Capítulo
I
El Salón de los Espejos
Subí mis manos a la altura de mi
cara pero no pude verlas, el lugar donde me encontraba no tenía ni una chispa
de luz. Mis ojos decían que este no tenía fin pero me negué a comprobarlo y
además, gracias a esta falta de curiosidad me quede inmóvil. La razón era que no
quería averiguar si este lugar tenía un fin o un borde en el cual podría caer.
Durante todo el tiempo sentía que
había algo acercándose a mí, mis oídos podían escuchar el sonido de fuertes
pisadas que se dirigían en mi dirección y mis pies descalzos sentían el vibrar
del piso. No estaba seguro si pudiera correr en caso de que esta cosa quisiera
hacerme daño, el miedo de llegar a un borde y caer paralizaba mi cuerpo. El
ambiente poco a poco se iba haciendo más frio, el interior de mi nariz estaba
seco e irritado y sentía que en cualquier momento comenzaría a sangrar. La
temperatura bajo tanto que mi cuerpo comenzó a temblar y mucho.
Me había concentrado en el frio y
me había olvidado de lo que mis oídos estaban escuchando. Cuando me percate de
esto trate de poner atención otra vez, las pisadas habían desaparecido pero
esto solo hiso que mi tensión subiera. No paso mucho tiempo cuando sentí el aliento
de algo sobre mi cuello. Este hiso que un confortable calor se expandiera por todo mi cuerpo de una
manera muy lenta, pero a pesar de esto, yo seguía temblando porque en mi mente
me imaginaba una enorme criatura con grandes garras y enormes dientes con los
cuales me daría una gran mordida, pero descarte esa idea cuando nada paso.
Había un silencio absoluto en este lugar, ahora mis oídos estaban alerta para
escuchar hasta el más mínimo chirrido.
Seguía inmóvil cuando de pronto
mis ojos percibieron una diminuta esfera de luz blanca que había aparecido de
la nada. Esta poco a poco se hacía más grande hasta que llego a tener el tamaño
de mi puño. Mi curiosidad despertó y extrañamente sentí la necesidad de
acercarme a ella, pero aún estaba la posibilidad de caer. Inicié a caminar muy
lentamente, poniendo un pie delante del otro sin dejar espacio entre ellos y
así poder sentir si llegaba a un borde; De esta manera podría reaccionar a
tiempo y no caer. Dure un poco en llegar a esta esfera pero cuando al fin
estuve frente a ella, su hermosa luz blanca paralizo mi mirada, no podía ver
hacia ningún otro lado, no quería ver hacia otro lado.
Pude ver el tamaño de la esfera y era como la había percibido de lejos,
tenía el tamaño de mi puño. Emanaba una luz de blancura exquisita que iluminaba
todo mi cuerpo. Cuando estaba frente a ella, estaba elevada a la altura de mi
abdomen y después de un momento, de manera muy rápida, dio un salto hasta mi
rostro, yo vacilé un poco porque me tomo por sorpresa, estaba tan concentrado
en su belleza que nunca me espere una conducta así. Mi curiosidad se
intensifico, ahora sentía la necesidad de tocarla. Mis manos comenzaron a
moverse solas, yo no tenía control sobre ellas. Momento a momento se iban
elevando muy lentamente. Casi al alcanzarla me vi sorprendido cuando comenzó a
moverse en todas direcciones, trataba de seguirla con la mirada pero su
velocidad era increíble. Cuando al fin logre enfocarla, con un movimiento rápido
se introdujo en mi pecho. Al instante sentí una enorme energía recorrer mi
cuerpo entero, mi energía estaba al máximo y mis sentidos estaban desatados.
Era increíble la manera como me sentía.
Al acabarse esta energía, en mis manos comencé a sentir un hormigueo muy
agresivo que se expandió enseguida por todas partes. Mi cuerpo entero se
iluminaba mientras este hormigueo avanzaba. Yo brillaba, tenía una luz blanca
muy tenue. Comencé a apreciar esto, vi mis piernas, mis brazos y enseguida puse mis manos frente a
mi cara y comencé a apreciarlas también. Mientras hacía esto pude percatar como
las puntas de mis dedos comenzaban a desintegrarse en pequeñas partículas que
se perdían en el aire. Esta desintegración se esparcía muy rápido, mis ojos
veían como cada parte de mi cuerpo iba desapareciendo: Primero fueron mis
brazos, luego mis pies seguidos por mis pantorrillas y el resto de mis piernas,
después mi abdomen y poco a poco esta desintegración iba avanzando hacia arriba
hasta que solo quedo mi cabeza. Cuando mi cabeza comenzó a desintegrarse una
luz intensa salía de ella y cuando al fin despareció la luz acabo, al igual que
el sueño.
Mis ojos se abrieron tranquilamente
después de observar que la luz pasaba atreves de mis parpados haciendo que
parecieran de color anaranjado. Mi vista estaba borrosa hasta que al fin pude enfocar.
Pude ver las viejas vigas de madera que le daban soporte al techo y unas
cuantas telarañas. Repase el sueño por un rato pero no le encontré ningún significado,
le otorgue la causa a los muchos postres que había cenado la noche anterior.
Cuando mi análisis acabo levante mi cabeza un poco y pude ver como mis pies tocaban
la cabecera de mi cama para niños y se salían de las sabanas. Desde que tengo
memoria siempre he dormido al revés en esta vieja cama heredada por mí primo.
Levante un poco mi cuerpo apoyándome en mis codos. Busque mis almohadas y como
siempre, las encontré en el piso. Podía sentir una incómoda humedad en todo mi
cuerpo y las sabanas mojadas con mi sudor no ayudaban a mejorar las cosas. Tal
vez durante la noche había tenido fiebre; eso explicaría el sudor y el sueño
raro. Rápidamente me quite las sabanas tirándolas al piso y cuando lo hice la
ventana detrás de mí, a un lado de mi cama, se abrió dejando entrar una briza
que hiso que a mi espalda se le pusiera la piel de gallina. Sin pensar tome del piso las sabanas y me volví a
envolver en ellas pero enseguida me las quite, de nuevo, cuando sentí, otra vez,
el frio sudor que había en ellas. Para
cerrar la ventana me pare de mi cama y apenas mis pies tocaron el piso frio
comencé a avanzar dando saltitos hasta que llegue a la ventana. Apenas la cerré
di un gran salto a mi cama haciendo que crujiera mucho por lo vieja que estaba.
Me quede acostado con mi cabeza cerca de
la cabecera y boca arriba. Miraba hacia la derecha viendo el agujero de mi
puerta, en el cual debería estar una perilla. Esto era algo muy incómodo ya que no tenía nada de
privacidad y mi mama no era fanática de tocar las puertas antes de entrar y
muchas veces la sorprendí espiando por este agujero. La luz que entraba al
cuarto me parecía demasiada, siempre me levantaba, bueno, me levantaban
temprano y mi cuarto no se veía así. Rápidamente intuí que ya era tarde y que
mis papas me habían dejado dormir por más tiempo. Todas las mañanas mis papas
me levantaban temprano, antes del amanecer, para ir al mercado antes de que
toda la gente se acabara las buenas frutas. Me sorprendió que se fueran sin mí.
La noche anterior mis familiares y amigos cenaron en mi casa para festejar mi
cumpleaños 18, fue una fiesta particular y muy buena, nunca me había divertido
tanto con mis tíos y tampoco había visto a mi abuela moverse de esa forma. No
era tan tarde cuando todos comenzaron a irse, todos al amanecer tenían labores
así que lo entendí. Apenas se fue el último de mis amigos, mi papa y mi
mama se sentaron en la mesa conmigo, la
charla fue amena hasta que mi papa dijo algo que me sorprendió. Me enoje mucho
y subí a mi cuarto sin despedirme de ellos, tal vez por eso no me habían
despertado, tal vez creían que yo seguía enojado con ellos, pero ya no lo
estaba.
Me senté en mi cama con toda precaución
para que mis pies no tocaran el piso. Busque unos zapatos por todos lados pero
no había ningunos a la vista; en mi casa nunca use zapatos, todos estaban a un
lado de la puerta principal para ponérmelos cuando saliera y dejarlos cuando
entrara. En la ciudad el clima nunca había estado tan frio, mis pies lo
confirmaron cuando tocaron el piso. Me rehusaba a caminar descalzo así que puse
a mi cabeza a formar ideas y rápidamente recordó que uno de los regalos que había
recibido la noche anterior habían sido unos zapatos. Coby, Mi mejor amigo, me
los había regalado. Cuando los vi, inmediatamente quise ponérmelos pero mi mama
en voz alta me dijo que esperara hasta que mis pies estuvieran limpios por qué
no me había dado una ducha desde la mañana; a mi mama siempre le gusto
avergonzarme. Le hice caso y envolví de nuevo los zapatos, lleve el resto de
los regalos a mi cuarto y los puse debajo de mi cama.
Después de recordar donde estaban
los zapatos, rápidamente me moví en la cama dejando mi cuerpo boca abajo con la
cabeza en el aire para agacharla y buscar los zapatos. Movía mis brazos entre todas
las envolturas hasta que al fin los encontré; eran muy peculiares ya que no
tenían agujetas y eran de color azul.
Todos mis zapatos eran marrones o negros haciendo a estos muy especiales. Coby
recordó lo que ya hacia un tiempo le había comentado acerca de las agujetas, le
dije que era muy molesto tener que atarlas cada vez que estas se desataban y sería
una cosa menos por la cual preocuparse si los zapatos no tuvieran agujetas. Me
los puse rápidamente, recordando el comentario de mi mama acerca de la ducha.
Antes de dormir me había dado una. El azul de los zapatos contrastaba de manera
muy peculiar con el color marrón de la madera del piso.
Me dirigí a la puerta de mi cuarto y quite
el pedazo de tela que siempre ponía en el agujero donde se supone que iría la perilla.
Lo ponía porque me gustaba dormir en ropa interior y no quería que nadie me
viera. Ese día no me importo salir así, en mis calzoncillos negros, porque no
había nadie y porque recordé que un día Coby me dijo que estar en ropa interior
por tu casa te daba un sentimiento de libertad. Al abrir la puerta baje por las
escaleras que estaban frente a esta, a un lado del cuarto de mis papás. Baje
como siempre muy rápido saltándome unos escalones, lo único que no fue como
siempre fue que en el último escalón mi pie derecho se dobló haciendo que me tropezara.
Afortunadamente mi casa era pequeña y la mesa de la cocina estaba muy cerca y por
lo tanto pude sostenerme de una de sus 4 sillas. Me senté muy rápido para
tratar de aliviar el dolor con mis manos y cuando termine con eso vi una
pequeña nota amarilla en la mesa que decía.
Recuerda
encender la chimenea y sacar la basura, fuimos por víveres así que nosotros
desayunamos más temprano. Dejamos te de lico caliente arriba del horno de gas.
Como siempre mi esplendida mamá había
dejado listo un poco de mi te favorito antes de salir con mi papá. Intente reflexionar en la mesa las cosas que
me habían dicho la noche anterior pero
mi cabeza no se concentraba debido a esta noticia. La última noticia tan grande
que había tenido antes de esta fue cuando me dijeron que Fifo mi pez había
muerto y lo habían cambiado por otro para que no me diera cuenta. Me hubiera gustado que nunca me
hubieran dado esta noticia.
Para calmarme fui al horno de gas y tomé la
vasija de té que seguía caliente; no hace mucho que se habían ido. De repente
mi nariz sintió un chocolatoso aroma. Inmediatamente supe que habían quedado
postres de mi fiesta en el horno así que
lo abrí y tome cuatro, si, cuatro postres de chocolate. Tenía demasiada
hambre. Puse una taza blanca, los postres y la vasija en un plato verde y lo
lleve a la mesa. Recordé que tenía que encender la chimenea y sacar la basura,
pero me rehusé a hacer la segunda tarea, era mucha la basura del patio. Tome
los fósforos que estaban en la alacena, arriba del horno y me dirigí a la
chimenea que estaba al otro lado de la casa, cerca del almacén. Me acerque a
esta y, afortunadamente, ya estaba la
leña ahí, no tenía que ir al patio a buscarla. Encendí el fosforo y apenas lo
hice la ventana que estaba del lado izquierdo de la puerta principal se abrió
haciendo que el fosforo se apagara. Para la época que era, ese viento era algo
inexplicable. Cerré la ventana y la asegure para que no se volviera a abrir,
después volví a encender otro fosforo y apenas lo lance a la leña, esta ardió gracias
a la grasa de Fírepis que tenía. La casa comenzó a ponerse cálida, recuerdo que
ese calor fue muy reconfortante. Volví a la meza y sin sentarme me serví una taza de té y mordí uno de los
postres. Volví a poner todo en el plato verde y
subí a mi cuarto, sin prisas. Me
senté en la mesa de mi habitación en la cual siempre me golpeaba el pie cuando
despertaba y caminaba sin zapatos. Era verdad lo que Coby me había dicho acerca
de andar denudo por tu casa.
Solo le di unos sorbos a mi té y lo volví
a dejar en el plato. Me quede viendo el interior de la taza prestando atención
a una hoja roja de lico que se desplazaba por todo el té. Este se puso frio
después de un rato y dejo de ser apetecible. Yo intentaba concentrarme para
meditar todo lo ocurrido la noche anterior, la noticia sí que fue grande y
además, nunca me hubiera esperado algo de ese tipo. No debí enojarme tanto con
mi papa, el solo lo hiso para protegerme.
Durante mucho rato seguí con la
vista está hoja, cuando llegaba al fondo movía mi taza para que esta volviera a
moverse, era tranquilizante he hiso que mi mente se quedara totalmente en
blanco. La chimenea al fin calentó toda la casa, la leña había sido mucha
porque mi cuarto estaba muy cálido. En mi frente lentamente se formó una gota
de sudor, tenía la cabeza inclinada hacia mi taza lo que hiso que bajara por el
centro de mis cejas y después por mi nariz. Cuando llego a la punta se quedó un
momento ahí, y después, cayo. La gota cayo exactamente en el centro de la taza
creando unas ondas que iban y venían por todo él te. Con cada momento se hacían
más débiles hasta que se desvanecieron. Volví a mover la taza para que la hoja
de lico volviera a moverse. Delicadamente se deslizo de un lado a otro hasta
que toco el fondo de la taza, en ese instante él té otra vez se llenó de ondas,
pero esta vez no las había causado mi sudor. Era algo inexplicable lo que había
ocurrido en mi taza, trate de buscar alguna gotera en el techo o algún objeto
que las haya causado pero no encontré nada. Me desparrame en la silla
desconcertado porque a diferencia de las ondas que había causado mi sudor,
estas no paraban, no se debilitaban.
Mis odios captaron un sonido a lo
lejos, eran unas pisadas muy fuertes que parecía que se acercaban,
inmediatamente recordé mi sueño. Seguí poniendo atención a este sonido hasta
que no solo percibía eso, también sentía ligeras vibraciones en el piso que cada
vez eran más notorias. También me decían que algo se acercaba. Pensaba que me
había quedado dormido otra vez y estaba teniendo un sueño similar. Comprobé con
un ligero pellizco en mi brazo izquierdo que esto no era un sueño. Me levante
de mi silla y fui a la ventana que estaba a un lado de mi cama. Puse mí vista
en el punto más lejano del paisaje; este punto eran unas montañas puntiagudas.
No alcanzaba a percibir nada. La luz reflejada en el vidrio hacia ver que la
ventana estaba vibrando y lo confirme cuando puse la palma de mi mano en ella.
Yo creía que estaba alucinando, que mi te en realidad no era de lico si no alguno
con un efecto raro. Baje mi mirada a las calles y muchas personas estaban fuera
de sus casas. Pude ver a Coby cuando paso cerca, apenas lo vi deslice la
ventana y le grite. Cuando se acercó le pregunte
-¿Tú también lo escuchas?
- Si, al igual que todos los
demás- me afirmo.
-¿A dónde se Dirigen todos?
- Debemos ir a la plaza Tai, es
el primer paso del plan de evacuación.
-¿Creen que es un terremoto?
- Sea lo que se, parece que va a
ser muy divertido.
Le dije que lo alcanzaba en la
plaza Tai porque tenía que cambiarme.
De mi armario saque lo primero que encontré.
Eran unos pantalones negros y una camisa blanca que tenía un detalle gris
rodeando el delgado cuello. Baje y corrí a la puerta pero apenas la abrí la volví
a cerrar por que una briza fría me recordó el raro frio que hacia ese día.
Volví y tome del perchero mi suéter gris. Me lo puse sin cuidado y las mangas
de mi camisa se atascaron con las mangas del suéter. Salí de mi caza y camine
por la calle tratando de acomodar mis mangas. Camine como por cuatro cuadras y
llegue a la plaza Tai. En el centro de esta había una estatua del Rey y muchas
lámparas.
Caminaba entre las personas buscando a
Coby, había muchas corriendo y haciendo que fuera muy difícil encontrarlo.
Escuche que Coby grito mi nombre con su muy peculiar voz. Volví a escucharlo y al fin lo encontré, estaba moviendo sus manos
en el aire para que yo pudiera verlo. Él era muy bajito, su cabeza llegaba a la altura de mis hombros
y yo no era muy alto que digamos. Tenía un cuerpo muy muscular por su trabajo
en el bosque, el cargaba mucha tierra. Digo que su voz era peculiar porque era
muy gruesa y contrastaba mucho con su pequeño cuerpo. Coby Llevaba una bufanda
negra y un suéter purpura con parches por todos lados, parches de muchos
colores. También llevaba unos pantalones cortos y unos zapatos negros.
Mientras caminaba hacia él, un joven que
parecía de mi edad me empujo con el hombro, le dije que tuviera más cuidado y
el solo me vio con ojos de desapruebo. Su ropa era muy peculiar, era negra con
detalles color berenjena. No eran dos piezas, era una sola que cubría todo su
cuerpo dejando solo sus pantorrillas al descubierto. Este atuendo estaba ceñido
al cuerpo de todas partes. Él era rubio con piel clara, cejas gruesas y con una
pequeña cicatriz en la ceja izquierda.
Seguí caminando sin darle importancia.
Coby tenía Garcilaso frito que acababa de
comprar y apenas llegue con él me dio un poco. Comenzamos a charlar acerca de
la fiesta de la noche anterior y también de las pisadas. Las pisadas seguían
escuchándose pero ya no se sentía que se estuvieran acercando. Mucha gente
estaba reunida en la plaza también charlando acerca de estos sonidos. Sin darme
cuenta, las pisadas habían desaparecido. La gente se había ido y solo quedábamos en la plaza unas
cuantas personas y nosotros. Nos sentamos en el piso recargándonos en la
estatua del rey Tai mientras comíamos Garcilaso. Comencé a contarle a Coby mi sueño y él también pudo
apreciar el parecido con lo que estaba pasando ese día. Bromeo conmigo
diciéndome que estaba algo loco por los golpes que me habían dado en la cabeza
los bravucones de la escuela. Siempre tuve problemas con ellos desde que entre
a la escuela menor. Conocí a Coby apenas entre a la escuela Mayor, él estuvo en
el mismo escuadrón en los juegos de primavera. Los de primer año sufrimos mucho
en esos juegos, nuestros conocimientos parecían no bastar. Coby también era de
primer año pero él era increíble. Desde esos juegos nos hicimos mejores amigos
y siempre me defendía de los bravucones. Pasaron más cosas desde ese entonces
que hicieron que Coby y yo nos convirtiéramos en casi como hermanos.
Toda la plaza volvió a lo normal, cada
puesto de comida y cada negocio seguían con un ritmo habitual. Invite a Coby a
desayunar los postres de chocolate que habían sobrado y el acepto sin dudarlo.
Nos alejamos poco de la estatua y al dar solo unos pasos escuchamos un horrible
grito o sonido de alguna criatura o de cualquier otra cosa. Al parecer era enorme.
Nos quedamos atónitos a semejante sonido, todos en la plaza también lo habían escuchado
y la gente comenzó a salir otra vez de sus casas hacia la plaza. Esa era la
primera indicación en el plan de emergencia que nos aportaron los concilios
para peligro de terremoto.
Mucha gente se reunió en la plaza dejándonos a
Coby y a mí dentro de una pared humana impenetrable, tardaríamos mucho en
tratar de salir de ella. Las miradas de todos no tenían un punto fijo, miraban
para todos lados tratando de encontrar la cosa que hiso el gran sonido o grito
pero nada aparecía. Volvimos a escuchar el sonido y pudimos saber que venía
desde las montañas puntiagudas cerca de la ciudad. El sonido hacia que se te
pusiera la piel de gallina. Comencé a sentir que el clima se hacía más frio,
otra vez recordé mi sueño. Paso un momento sin gritos y la gente parecía
tranquilizarse y comenzaron a moverse otra vez.
Un grito se escuchó en la multitud, era la
hija del señor que vendía el Garcilaso frito. Todos dirigimos la mirada hacia ella.
Mientras gritaba, ella señalaba las montañas puntiagudas al este de la ciudad.
Pudimos ver como unas esferas de fuego gigantes salían disparadas desde la
parte de atrás de las montañas y se dirigían hacia nosotros. La gente entro en pánico
corriendo por todos lados, olvidando por completo el plan de emergencias. Daba
pena ver a mis vecinos presumidos correr de esa manera. Coby y yo nos quedamos
en el mismo lugar ya que no podíamos movernos. Un hombre barbudo pasó muy cerca
de nosotros empujando a Coby y tirando el resto del Garcilaso, cosa que
disgusto mucho a Coby. Apenas nos comenzamos a mover el mismo hombre barbudo y
gordo volvió y me empujo haciendo que callera al piso. Me lastime el pie otra
vez pero el dolor paso rápido. Apenas levante mi cabeza sentí una patada en mi
cara, pude reconocer los zapatos rojos de la señora Frodet, ella siempre me
odio. Ese golpe dejo una herida cerca de mi ojo izquierdo. Cuando volví a
levantar la cabeza pude ver como la primera esfera impactaba en la plaza
arrojando a muchas personas por el aire, me quede impactado por lo que había
sucedió y me quede inmóvil. La esfera impacto muy cerca de mí aturdiendo mis
odios, escuchaba solo un molesto sonido muy agudo. Poco a poco se disipo y pude
escuchar la voz de Coby diciendo que me levantara. Me ayudo a pararme y
comenzamos a correr esquivando a las personas que corrían desesperadas y a las
esferas que caían por todos lados.
Al pasar por la mitad de la pared humana
con vida, recordé que había algo muy importante en mi casa. Durante la fiesta
mi papa me aparto de los demás y me llevo a su cuarto. Me senté mientras él
buscaba en uno de los cajones de su enorme ropero de madera oscura. Parecía ser
muy pesado, una vez mi mama me dijo que se le cayó encima a mi papa y tuvo que
llamar a unos vecinos para ayudarlo. De este cajón saco una pequeña mochila de
color negro. Se sentó junto a mí y me mostro lo que tenía dentro. No podía
encontrar alguna cosa para las que estas cosas sirvieran, pero me dijo que eran
muy importantes y que debía ayudarlo a resguardarlas. No sabía por qué era tan
importante protegerlas pero la cara de seriedad que mi papa tenía me dejo helado.
Mi papa nunca me había hablado tan enserio.
Dijo que dos personas no eran suficientes para protegerlas de la amenaza que venía,
pero era mejor que una. Amenaza fue una palabra que toco lo más profundo de mi
cabeza, que amenaza era más grande que la que tuvimos que enfrentar ese año. No
me dijo que no se las mostrara a nadie, pero al parecer estaba implícito.
Le grite a Coby que teníamos que ir a mi
casa, le grite demasiado fuerte porque me dijo que no gritara tan alto. No creí
haber gritado tan fuerte pero al parecer mis oídos estaban aún dañados por
aquel primer golpe de la esfera y por los muchos que habían caído ya. Al principio
se negó pero cuando le dije que era importante, con la misma cara que mi papa
puso, me siguió. No tardamos mucho en llegar por que la cantidad de personas
había disminuido, unas habían escapado al refugio del oeste otras ya estaban
muertas.
Apenas abrí la puerta de mi caza Coby corrió al baño que estaba bajo las
escaleras. Le dije que no tardara mucho y subí al cuarto de mis papas. Tome la
pequeña mochila negra y la puse en mi espalda. Mi mamá fabricaba están pequeñas
mochilas con dos tirantes que hacían que se sintieran muy cómodas en la
espalda, además fueron un éxito cuando todos me vieron con una de estas en la escuela.
Desde ese día la economía de mi casa mejoro mucho.
Después de eso fui a mi cuarto y
tome otra mochila que tenía escondida dentro de mi colchón. Era de color Rojo y
dentro de ella había medicinas y ungüentos necesarios para una excursión
peligrosa. Tenía lo básico: ungüento de raíz de flor de Kuiz, aceite de Zíen,
Jugo de Jorim y crema de Nue. Los tenía escondidos por que los había robado, a
mi propio padre. Él sabía mucho sobre las plantas medicinales y como hacer con
ellas estas cosas. Sus productos se vendían muy bien porque si servían, no como
los que nos daba el Concilio. Baje las escaleras escuchando como Coby abría la
puerta del baño. Cuando llegue abajo me quite la mochila negra, se la arroje a Coby
y me puse la Mochila Roja con los ungüentos. Se preguntó por mi decisión de
darle la mochila con los artefactos y le dije que confiaba más en el que en mí.
No fue solo porque lo creyera, Coby era más fuerte que yo, él era más que yo en
todo. Él no era del todo como los demás.
Salimos otra vez de mi casa y apenas dimos
unos pasos una esfera la destruyo por completo. Caímos por la fuerza del
impacto en un agujero creado por otra esfera. Rápidamente nos levantamos y
comenzamos a pensar en que haríamos para salvarnos. El plan obvio era ir al refugio
hasta que recordé algo. Como pude ser tan tonto e insensible, había olvidado a
mis papas. Tenía que encontrarlos. Llegamos de nuevo a la plaza y detectamos
que las esferas habían disminuido, caían solo
en las afueras de la ciudad, al parecer buscando a los que se dirigían
al refugio. Aun había pocas personas en la plaza, tenían el mismo traje del
joven, el que me empujo cuando estaba buscando a Coby en la plaza. Parecía que
estaban buscando algo entre los escombros. Mi mente inmediatamente los
relaciono con El concilio.
Nos acercamos a ellos y les preguntamos qué
era lo que estaba pasando. Solo se me quedaron viendo, sin decirme nada. Me enoje mucho y les volví a preguntar
con más fuerza en mi voz. Uno muy alto y pelirrojo se acercó
-si quieres ayudar a tus padres
te recomiendo que los busques en el bosque, hay muchos refugiados ahí.- Me dijo
viéndome a los ojos
Como era que él conocía a mis padres, y
como es que sabía dónde estaban. Tal vez ellos ya venían del bosque y vieron
que había personas resguardándose ahí junto con mis padres. No pensé mucho eso
de ir a buscar a mis padres al bosque, porque siempre las personas del concilio
habían sido confiables, así que Coby y yo nos fuimos. Dejamos a estos hombres
tranquilos haciendo su trabajo.
El bosque no era un lugar cercano, estaba
al este de la ciudad, debajo de las montañas. Nosotros estábamos en el centro y
en una carroza de vapor llegaríamos en 20 minutos sin tráfico. Gracias a la
distribución de la ciudad podríamos llegar en este tiempo. Del centro partían 4
caminos, uno a cada punto cardinal. Esos caminos se extendían a lo largo de la
ciudad. Calles, caminos y senderos conectaban estos caminos. No era fácil perderte y podías llegar a un
destino muy rápido gracias a estas
carrozas y a los trabajadores encargados de la vialidad en la ciudad.
Decididos a llegar al bosque, buscamos una
carroza de vapor ya que ninguna de nuestras familias tenía una. De una casa
casi a punto de colapsar salieron dos ancianos en una de estas carrozas. Casi nos
envisten cuando pasamos por ahí. Se detuvieron a tiempo y nos pidieron perdón.
Coby se enojó mucho y golpeo la parte delantera de la carroza con su pie. El
anciano que manejaba se bajó de la carroza
y camino hasta donde estaba Coby. El bastón de este anciano golpeo
muchas veces a Coby
-Pídele perdón a Trudy mocoso
enano – Le decía mientras lo golpeaba. Trudy era el nombre que le había puesto
a su carroza.
Tome al anciano por la espalda y
lo tranquilice. Recordé quienes eran, eran los hermanos Griten. Hace mucho que
habían dejado la ciudad en busca de aventuras. Nunca me percaté de que habían
vuelto.
Al bajarlo le dije al anciano lo
que me habían dicho las personas de la plaza, también que necesitaba de su auto
para llegar al bosque. El otro anciano que estaba en la carroza salió, gritando
que yo estaba loco.
No quería pelear a sí que solo me calle,
pero Coby siempre fue muy protector conmigo. Se acercó a este anciano que
vestía un traje gris muy viejo. Se puso
frente a su cara, muy cerca y le dijo.
-No me importa si quieres o no
prestarme tu carroza, me la llevare con o sin tu consentimiento.
Valla sorpresa para mí también, la palabra consentimiento no estaba
dentro del vocabulario de Coby. El anciano no se asustó.
-Tú y cuantos más chaparrito- Le
dijo a Coby lanzándole un poco de saliva después de que se acomodara su
dentadura.
Coby se enfureció y tomo al
ancianito cargándolo, yo tome al otro para que no pudiera defender a su amigo.
Me sentía terrible por lo que estábamos haciendo pero necesitaba encontrar a mis papas, más aun
debido a la pelea de anoche. Quería que supieran que ya no estaba enojado. Los
pusimos en la parte trasera de la carrosa. Coby tomo el volante y yo me senté
en el asiento del copiloto.
Manejar entre tantos escombros
era muy difícil, además de que periódicamente las esferas caían cerca de
nosotros. Otra cosa que no ayudaba eran las manos de los ancianos golpeándonos
y sujetándonos por el cuello. Para ser ancianos tenían mucha fuerza. En un
momento dejaron de golpearnos y se tranquilizaron.
-Más les vale que Trudy llegue a
salvo- Dijo el anciano que golpeo a Coby con el bastón.
No tenía ningún reloj pero puedo estar
seguro de que llegamos en menos de 20
minutos, Coby manejo como un loco. Apenas nos bajamos del auto los ancianos nos
gritaron malas palabras y se fueron llevándose la carroza. Habíamos llegado a
las afueras de la ciudad y solamente nos faltaba cruzar un obstáculo para
llegar al bosque, un puente colgante. Entre la ciudad y el bosque había un cañón
muy profundo. Para cruzarlo solo había una forma, este puente colgante hecho de
cuerda y tablas. Desde que tengo memoria las alturas no han sido mi fuerte,
además este puente no se veía muy seguro.
Mire alrededor buscando otra forma para llegar al bosque: un puente más
seguro o una tirolesa. Mire al puente de nuevo y pude ver a Coby cruzándolo.
Ese tipo tenía nervios de acero, nunca tuvo miedo de nada. Coby era muy popular
en la escuela, era muy raro que el hablara conmigo. Su papa era el ayudante del
criador de Vuelo-Guardianes en el castillo central antes de que lo enterraran,
lo que hacía que su nombre fuera reconocido en la escuela como todas las
personas importantes del castillo. El siempre ayudo a estas criaturas a volar
cuando llegaban a la adultez. Para Coby las alturas no eran problema.
No me quedaba otra opción así que comencé
a seguir a Coby por este puente. Mis manos apretaban muy fuerte las cuerdas y
mis pies caminaban muy firmen en las tablas. Cuando Coby llego yo apenas iba a
un cuarto del puente. El regreso por mí y me alcanzo en la mitad. Me cargo como
a un bebe y me llevo hasta el otro lado del cañón. Le agradecí mucho su hazaña.
Las esferas seguían cayendo pero no en el bosque,
dejándonos caminar tranquilamente. Parecía que los refugiados de los que
hablaron las personas en la plaza estaban escondiéndose de nosotros. Caminamos
más y buscamos por todas partes hasta que nos alejamos mucho del cañón. Me
frustre y me senté en una enorme piedra para tranquilizarme. Hasta ese momento resentí todo lo que estaba
pasando; la ciudad destruida, las personas muertas y mis papas perdidos. Era
mucho por asimilar pero cuando al fin lo logre comencé a llorar. Yo casi nunca
lloro, pero ese día todo lo que estaba conteniendo, sin pedirme permiso mi
cuerpo lo saco.
Coby se acercó a mí. Arranco uno de los parches de su suéter y me lo
dio. Con el limpie mis lágrimas.
-
No te preocupes, tal vez las personas ya fueron evacuadas al refugio, lo
más seguro es que tus papas estén ahí-
dijo Coby tratando de tranquilizarme.
- y si no es así, y si mis papas
ya están muertos- Me levante de la piedra.
- No lo creo, tus papas estaban
en el mercado, en el oeste de la ciudad. Pudieron haber escapado por la
cercanía al refugio.
- Eso espero Coby.
Decidimos regresar a la ciudad y
dirigirnos al refugio. Este refugio estaba en el oeste, cruzando El Rio
Mirador. Este rio era el más grande de Tromos, dividía completamente el único
continente del planeta, dejando dos lados casi igual de grandes. Había partes
donde este era muy ancho y se veía como un mar o un lago, en unas partes era
más angosto pero aun así, su anchura era sorprendente. El refugio estaba a poco
tiempo del rio, donde antes estaba el
Castillo central antes de su hundimiento.
Cuando me pare de la piedra pude ver a dos
sujetos con el mismo traje de las personas que parecían ser del concilio. A
diferencia de las otras, estas tenían una careta que cubría solo sus bocas. Parecía
que estaban buscando algo, le señale a Coby el lugar donde estaban. Tenía un buen presentimiento, esas personas
tal vez podrían haber visto a mis papas. Caminamos hacia ellos acercándonos muy
rápidamente. No nos detectaron hasta que Coby los llamo. Nos veían mientras nos acercábamos a ellos, no
nos quitaban la mirada de encima.
-
Coby, porque nos ven así.
- Se ven sorprendidos de vernos-
Dijo Coby.
A unos metros de llegar a ellos
el buen presentimiento se fue, dejando una inquietud muy rara. Su ojos eran los
únicos que podían expresar algo en su cara y en ese momento lo que expresaban
era ira, enojo y odio. Nos detuvimos a unos cuantos pasos de ellos cuando uno
tomo una espada que tenía colgando en su espalda.
-Guarda eso- Le dijo Coby con una
vos calmada, tratando de hacer que cambiara de opinión al ver que estábamos indefensos.
- Nos fue buena idea venir al
bosque Coby- Decía el que traía la
espada mientras la guardaba en su espalda.
-¿Cómo es que sabes mi nombre?
- No solo se el tuyo Coby,
también se el de los otros 9.
No entendí nada de lo último que
dijo pero Coby sí. Apenas dijo eso le lanzo una roca. No tenía idea de donde
había sacado la roca, no vi que se agachara por una. El sujeto guardo la espada
y se quitó los guantes. A simple vista estos parecían que formaban parte del
traje. El otro hiso lo mismo
- No creo que quieras jugar ahora
Coby- Dijo el otro que tenía pelo Rubio
- Tengo muchas ganas, no lo he
hecho en ya un tiempo.
- Tal vez ya olvidaste como se hace.
- Lo que bien se aprende nunca se
olvida.
El ambiente comenzó a ponerse
frio como en mi sueño. Coby me empujo y caí al piso. De las manos de los
sujetos llamas rojas salieron disparadas hacia Coby que se protegía usando un
escudo de tierra que el mismo estaba haciendo. Ese tipo de poder se llamaba
Dominio y nos lo habían arrebatado
recientemente. ¿Cómo es que el aun podía usarlo? Me levante y lo ayude a
mantenerse de pie. Las llamas eran muy calientes y dejaron el redondo escudo
convertido en cristal.
No te ves sorprendido amigo- Me
dijo.
Siempre supe que eras diferente
Coby.
No podíamos más. Ellos eran dos
contra uno. Yo no contaba por que no podía usar mi Dominio.
Comenzaron a acercarse más y no
tuvimos otra opción. Iniciamos a correr escapando de ellos. Sus llamas eran muy
rápidas y con muy buena puntería, cada una de ellas estuvo a punto de
quemarnos. Las esferas de fuego comenzaban a aparecer en gran número en el
bosque. Estas personas no eran del concilio, estas personas fueron los
causantes de toda la destrucción de la ciudad, estas personas atraían las
esferas hacia nosotros.
Cuando los perdimos la única amenaza
eran las esferas. Nos habíamos acercado al puente cuando una enorme impactó en un árbol haciendo que este comenzara a
caer. Yo solo había escuchado el impacto pero no me había dado cuenta de que el
árbol estaba cayendo. Coby me empujo haciendo que este no cayera encima de mí.
Sus piernas se quedaron atrapadas debajo del árbol por haberme ayudado.
Trataba con mucha fuerza de sacarlo pero no lo
lograba, mi ayuda no era mucha por que
el árbol era muy pesado. Todo empeoro cuando los dos sujetos volvieron. Cuando
nos vieron comenzaron a lanzarnos llamas
rojas pero sin buena puntería por lo lejos que aún se encontraban. Yo luchaba
con todas mis fuerzas de levantar un poco el árbol pero sin ningún resultado.
Coby apoyo sus manos en la tierra y comenzó a Dominarla. El árbol poco a poco
se levantaba gracias a un montículo de tierra que se formaba en el lado derecho
del tronco. El árbol se inclinó lo suficiente para que Coby saliera. A penas
salió comenzamos a correr, Coby estaba muy lastimado pero aun así seguía mí mismo
ritmo. Fue más difícil perderlos esta vez pero lo logramos. Ellos eran igual de
rápidos que nosotros, solo que Durante los juegos de primavera habíamos
aprendido a usar el terreno a nuestro favor. Ellos tenían que detenerse para
pasar un árbol caído, nosotros solo lo saltábamos.
Encontramos una pequeña cueva cerca del
cañón. Decidimos escondernos ahí hasta
que nos dieran por perdidos. La cueva estaba muy seca y fría. Había muchos
insectos. Nos sentamos para inspeccionar nuestras heridas. Coby se hirió con el
árbol y yo cuando nos perseguían por segunda vez, una de las llamas quemo mi
pantorrilla derecha. Saque de una de las bolsas frontales de la mochila roja un
cuchillo y con el corte la parte inferior de mi pantalón. Coby tomo el frasco
de Crema de Nue y tomo un poco. Después lentamente lo froto en mi pierna. Poco
a poco el efecto de la crema me alivio del dolor, el único problema era que
había perdido toda la sensibilidad desde
mi rodilla hacia abajo. Me pare y cuando caminaba lo hacía cojeando. El efecto
se había expandido en gran parte de mi pierna por que Coby había usado mucho.
El solo se reía de lo graciosos que caminaba.
- Debimos haberle quitado el
bastón al anciano también- Me dijo a Coby riéndose mucho. Él también había
tenido contacto con la crema. Sus manos también perdieron la sensibilidad –No
siento mis manos. En caso de que necesite usar mi dominio. Bueno, no creo que
sea buena idea que estés cerca.
Mi cabeza solo pensaba en formas con las cuales Coby pudo haberse
quedado con su dominio. Coby siempre fue muy fuerte, su dominio tierra era
sorprendente. Siempre me protegió, pero ahora, tal vez él pueda ayudarnos a
recuperar el poder y no solo actuar de guardaespaldas. Mi responsabilidad ahora
era protegerlo yo a él. Con el poder podríamos salvar a muchos de la cosa que
estaba lanzando las esferas, podríamos darle batalla a los sujetos del bosque.
La humanidad podría ser salvada, otra vez.
Mientras estuvimos ahí ninguno
dijimos nada. Coby no quería que yo supiera la razón por la cual el aún tenía
su dominio. Yo no tenía la intención de preguntárselo. Durante la mayoría de mi
vida he aprendido que a veces saber las cosas no siempre te ayuda.
Mi pierna aún estaba adormecida pero ya
habíamos estado unas 3 horas en la cueva, era hora de salir. No había señales
de los sujetos y las esferas habían cesado. Coby puso mi brazo alrededor de su
cuello para que yo pudiera apoyarme en él. Mi pierna seguía como muerta.
Caminamos hasta llegar al puente. El me cargo de nuevo como a un bebe y comenzó
a cruzarlo. Coby estaba muy callado todavía.
- Porque me observas tanto ¿Te
gusto amigo?- lo dijo porque yo no le quitaba la mirada de encima. Trataba de
que me dijera algo acerca de su domino, con la presión que mis ojos ponían en él.
- No amigo, no eres mi tipo. Por
qué no me dices ya porque aun tienes tu domino.
- Es mejor que no lo sepas.
- anda dímelo.
- Si te lo digo nunca me dejarías
morir.
- No te entiendo Coby, Yo nunca
te dejaría morir en ningún caso.
- Solo debes saber que si solo uno
de nosotros puede vivir, ese deberás ser tú.
-¿Por qué yo?
Estábamos por llegar a la orilla cuando dije eso. No nos habíamos
dado cuenta de que una esfera se aproximaba. Golpeo el puente haciendo que este
dejara de ser usable. Las cuerdas se rompieron y comenzamos a caer en caída
libre. Coby no soporto mi peso y me soltó. Apenas lo hiso tome una cuerda y alcance
a sujetar su brazo. Chocamos muy fuerte en uno de los lados del cañón. Me
lastime mucho el hombro y el peso de Coby hacia que el dolor fuera más intenso.
No sentía una de mis piernas y él no podía
usar sus manos. ¿Cómo es que llegaríamos a la cima? Sujetaba a Coby del
antebrazo pero se me iba resbalando. Hice un intento de subirlo un poco pero no
funciono. El aun podía mover sus manos pero no podía sujetar las cosas con
fuerza. Sin decirme, tomo con una otra mano la cuerda y se la enredo alrededor
de su muñeca.
- Suéltame y comienza a bajar muy
lento. Me dijo. Yo no lo quería hacer pero siempre confié en él.
Iba deslizándome muy lento.
Llegue hasta donde él estaba.
-Mira, Tú puedes usar las manos y
solo una pierna, yo no puedo usar ninguna de mis manos. Tendremos que unirnos para
poder subir, me entiendes. Ahora tendremos que encontrar una forma de como sujetarme
a ti.
-Coby, hubiera sido mejor que
pensaras en eso antes de que me deslizara.
-Perdóname, estaba improvisando.
Él puso alrededor de mi abdomen
sus manos y usando su dominio las unió con roca haciendo que no pudiera
soltarse. Su domino aún era bueno con las manos adormecidas. Ahora éramos uno.
Yo ponía mis manos, una sobre otra en la cuerda, mientras el con sus piernas se
impulsaba usando rocas y raíces que sobresalían del cañón.
- Por nada te vayas a soltar-
Dijo Coby. – Pero por nada, porque si lo haces moriremos los dos, ¿ya viste la
profundidad de este cañón?
- No es algo que en este momento
quiera apreciar Coby.
El cañón tenía muchas raíces y
piedras que sobresalían lo que hacía fácil poder escalar. Por mi parte, el
hombro no me dejaba usar uno de mis brazos completamente y era muy difícil
soportar mi peso y el de Coby. Cuando llegamos yo ya estaba exhausto y me quede
hincado un momento mientras Coby avanzaba. Escupí un poco de sangre, sangre que
salió después de morderme la lengua cuando choque contra el lado del cañón.
Cuando levante mi cabeza Coby ya estaba avanzando. Escuche un zumbido detrás de mí y al girar mi cabeza
una esfera paso rápidamente. La seguí con la vista y supe
donde impactaría.
-¡Coby!- Grite y el giro para
verme
- ¡¿QUE?!-
Justo en el momento que grito la
esfera cayo a unos dos metros de donde estaba el, lanzándolo por el aire. Corrí
rápidamente hacia él y cuando llegue estaba inconsciente. Su suéter comenzó a ponerse
húmedo de su costado izquierdo. Era sangre. Tome mi mochila y tome el cuchillo.
Corte su suéter y la camisa que traía debajo. Deje descubierto todo su torso. Tenía
una herida muy grave en todo el costado Izquierdo de su cuerpo. Busque en la
mochila la crema de Nue para poder calmarle el dolor. Aunque estaba
inconsciente su rostro se retorcía. Quería ayudarlo más pero no tenía nada que
parara el sangrado ni que desinfectara en caso de una infección. No tenía nada
para quemaduras, no podía ayudar a mi amigo.
Abrió los ojos y tomo de mi
brazo.
- Estaré bien, no te preocupes.
¿Solo es un poco de sangre verdad?- murmuro, no porque quería hacerlo si no porque
no tenía las fuerzas suficientes para hablar normalmente.
-No Coby, no es poca sangre- Le
conteste de la peor manera. Solo lo asuste más de lo que ya estaba. Pude haber
mentido y decirle que la sangre era poca.
- Rayos, parece que llegue a lo último.
- que tratas de decir.
-vamos amigo, sabes que la herida
sangra mucho, en un rato me desangrare y moriré. Trata de que no me desangre
por completo hasta que lleguemos refugio está bien. Tengo unas cosas aun por
hacer.
- No vas a morir Coby, En el
refugio deben de tener algo para ayudarte. Mis papas tendrán algo para parar la
hemorragia.
- No, no lo creo. Todos corrieron
sin preocuparse de este tipo de cosas. Todos algún día tenemos nuestro fin.
- Pero el tuyo no es hoy Coby.
Me quite el suéter y lo corte en
una tira larga que me serviría de venda. Envolví el costado de Coby con mucha
presión sobre todo en el área donde la herida era más grave. No fue suficiente
y me quite también la camisa. Hice los mismo con esta y parecía ahora ser suficiente. Senté a Coby y me puse
detrás de él. Pase mis brazos por debajo de sus axilas y sujete mis manos junto
a su pecho. Lo arrastre, él iba dejando un tenue rastro rojo en la tierra. Mi primera opción hubiera sido cargarlo. Pude
haberlo hecho pero no tenía la suficiente energía, además así podría ver si una
esfera se aproximaba. Lo arrastre hasta donde nos dejaron los Hermanos Griten.
La carroza seguía hay, y los ancianos también. Salieron del auto y me ayudaron
con Coby.
- Perdonen muchachos, no quisimos
ser groseros.
- No se preocupen, gracias por
volver- Les dije con tono de agradecimiento.
- Era lo menos que podíamos
hacer, tu padre nos ayudó a escapar de las esferas cuando cayeron en la plaza.
- ¿Mis padres estaban en la
plaza?- Me sorprendí.
- Si hijo y vieron como ustedes
entraban en la casa, se distrajo un momento pero cuando quiso alcanzarlos vio
como una esfera destruyo su casa, pensó que estabas muerto. Tuvieron que
llevárselo a la fuerza. Tu mama no se enteró de nada, pero también puso
resistencia. No quería irse in ti.
Subimos a la carroza de vapor. Me
alivie mucho cuando supe que mis padres llegaron al refugio. También me alivie
cuando volví a sentir mi perna. No era tan bueno porque me ardía mucho por la
quemadura, pero era mejor en caso de que tuviera que correr. Tendría que aguantar
el dolor.
No lo sabía con certeza pero las
posibilidades de que mis padres estuvieran vivos eran muy grandes. Los hombres
de la plaza, los que me dijeron que mis padres estaban en el bosque, me habían
dirigido al lado contrario de todos. Querían matarme, y a Coby. ¿Por qué? Ya
las cosas habían sido resueltas. El conflicto entre dominios había acabado.
Algo había pasado, algo grande y tal vez, esta vez nadie podría solucionarlo.
Mientras
la carroza se movía yo ponía mucha presión en la herida de Coby. El
parecía aun lucido. No decía nada, solo veía a través de la ventana.
-Tromos es hermoso, ¿No crees?-
Dijo Coby
- Si Coby, lo es. Y sé que podrás
seguir viviendo en el por mucho tiempo.
- Yo no lo creo, visite muchos
buenos lugares contigo.
- Hubiera sido muy aburrido sin
ti, por eso te invite.
- ¿Solo por eso? Creí que era por
mi increíble fuerza y mi sorprendente poder
- hasta al punto de tu muerte
sigues siendo un poco arrogante amigo.
Su risa débil desencadeno mis lágrimas.
No quería que Coby muriera. No quería que me dejara, no ahora, no en estos
momentos. Si mis padres estuvieran muertos y el también, yo estaría completamente solo. Coby era mi
hermano, lo adopte en el momento que lo conocí. El hacía que mi vida fuera
divertida, diferente. Hiso que la viviera.
Llegamos a la plaza Tai. El señor que vendía
el Garcilaso estaba al pie de la estatua del Rey. Nos detuvimos a un costado de
él. Baje de la carroza y le ofrecí ayuda. Él estaba sentado con su hija muerta
en los brazos. Lloraba silenciosamente mientras dejaba que las lágrimas cayeran
del lugar donde deberían estar sus ojos. Salían por los pliegues que los
cubrían por completo. Él había sido víctima de la gran contaminación. Le ofrecí
mi ayuda pero se negó.
- Quiero morir, ahora si me han
quitado todo-Dijo el hombre mientras yo subía a la carroza. Su nombre nunca lo
supe, siempre le decíamos señor Fritz. Me hubiera gustado haberlo conocido más.
Nos alejamos de la plaza en dirección al
rio. El puente más cercano estaba a unos 20 minutos de la ciudad. Mientras nos
alejábamos de los escombros de las casas y edificios pude ver como una esfera caía
exactamente en la estatua del Rey Tai. La destruyo por completo.
¡Cuidado bruto!- Le grito el anciano que había
golpeado a Coby a su hermano que estaba manejando.
Las esferas comenzaron a caer
cerca del auto, una casi nos volcó pero el Sr. Griten era muy bueno manejando. Parecía
que nos seguían porque caían muy cerca. Cada vez que una impactaba cerca de
nosotros una enorme cantidad de tierra tapaba por completo el vidrio de la
parte frontal de la carroza.
Llegamos
al puente y comenzamos a cruzarlo. Mientras las esferas caían en el agua Coby tomo
mi mano y puso algo en ella. Era una piedra circular de color Blanco.
-
Úsala bien, es lo último que queda.
- Que es esto Coby.
- Ádeluz te lo dirá
- ¿QUIEN?- de quien hablaba Coby.
Ádeluz, que nombre tan extraño.
Coby comenzó a desvanecerse
- Coby mantente despierto, ya
casi llegamos- Le dije
- Ya no puedo resistir más.
¿Recuerdas lo que te dije antes de que el puente del cañón se derrumbara?
- Si lo recuerdo.
- pues la maldita esfera te lo
hizo muy fácil.
- Coby ya no sigas, vivirás.
Podrás llegar.
- No, no llegare. Es momento de
despedirnos.
- ¡No Coby!
- Hasta nunca Amigo. Como me
hubiera gustado ser como tú y vernos otra vez
Coby cerró sus ojos. Lo sacudía
para tratar de despertarlo pero no estaba dormido, estaba muerto. Por qué él
quería ser como yo. Yo era un perdedor. Era un simple Humano.
Grite muy fuerte su nombre, el
nombre me mi amigo. Mi grito tapo el sonido de una esfera cayendo en el puente.
Este comenzó a derrumbarse. El derrumbe nos seguía y parecía ir más rápido que
la carroza.
-Adiós Coby, Nunca volveré a
ir a la escuela, ya nadie me defenderá-
Me despedí de Coby, mi Mejor amigo.
El Derrumbe nos alcanzó y la
carroza cayó al rio. Abrase el cuerpo de Coby muy fuerte mientras La carroza se
inundaba. Los hermanos Griten pudieron salir por una de las ventanas. Cuando volví
en mí, tome la mochila de los artefactos que Coby llevaba y me la puse de
frente. Cubriendo mí pecho. La de las medicinas seguía en mi espalda.
Los hermanos Griten habían abierto una
ventana de la carroza para salir antes de que se inundara por completo. Salí
por ella nadando muy tranquilo. El aire
se me iba acabando mientras subía. Mi vista se iba desvaneciendo. No me sentí
intranquilo. Ya no sabía si quería vivir. No quería estar solo en Tromos.
Tromos es un mundo enorme pero aun así,
encontrar a alguien como Coby sería la tarea más difícil.
Cuando Salí a la superficie di una gran bocanada de aire y nade hasta la
orilla del lado oeste. Cuando Salí del agua mi cuerpo ya estaba agotado. Poco a
poco me pare y comencé a caminar muy lentamente hacia el refugio.
Las esferas volvieron a aparecer, golpeando muy fuerte cerca de mí. Corrí
esquivándolas. Corrí y corrí y están no me golpeaban. En un momento gire mi
cabeza hacia las montañas. Detrás de ellas salía una criatura enorme. Esta era
la que lanzaba las esferas. Esta criatura tenía el domino y había consumido
todo el calor cercano. Era esta la razón del frio extraño.
Esta fijo su vista en mí, nuestras miradas
se cruzaron. Lanzo unas 15 esferas que iban en mi dirección. Estas tenían una
conducta diferente. Parecían tener vida propia porque Se movían de una manera más
recta y a veces cambiaban de dirección repentinamente. Iban a velocidades
diferentes. Comencé a correr más rápido.
Estaba muy cerca del refugio en ese momento. A lo lejos pude ver a dos personas
correr en la misma dirección que yo. Les grite y ellos se detuvieron. Comenzaron
a decirme con sus manos que me apresurara. Cuando me acerque a ellos pude ver
que eran mi papas.
-¡Mama, papa!- Les grite.
Ellos me reconocieron y comenzaron
a correr hacia mí
- Aléjense- Les dije pero no me hicieron
caso.
Cuando estaba muy cerca de ellos,
las esferas con vida comenzaron a caer
cerca de mí una tras otra levantando tierra y quemando todo. A unos segundo de
llegar con mis papas gire mi cabeza y vi como la última esfera me seguía, me
tenía en su blanco. Corrí aún más fuerte.
Apunto de llegar con mis papas, de la nada un agujero se abrió en la
tierra y caí en él, la esfera impacto cerrando el agujero. Caí en un espacio
hueco, no había nada. Gire mi cuerpo y vi una torre. Una Torre brillante.
Brillaba como mi cuerpo en el sueño. Choque con el techo y lo rompí, después mi
cuerpo choco con el duro piso y quede inconsciente.
No sé cuánto tiempo dure inconsciente. Tal
vez fue mucho, tal vez solo unos momentos. Abrí mis ojos, no pude ver nada.
Puse mis manos frente a mi rostro y no
pude verlas. La oscuridad me hacía sentir como si ese lugar no tuviera un fin. Mi
sueño se había hecho realidad. Ahora sabía en donde estaba. En la Cima de la
Torre central del Castillo Hundido. En esta habitación no iba a haber precipicios,
ni orillas en las cuales pudiera caer. Esta vez sí me sentía solo, el aire
estaba normal. Todo estaba particularmente tranquilo.
Me pare con mucha dificultad. Mi cabeza dolía un poco. La caída fue muy alta y que yo estuviera vivo
era indicio de que mi cráneo era muy
fuerte. Camine hasta que choque con algún mueble muy alto. Camine en otra
dirección y volví a chocar. Estaba rodeado por
muebles viejos al parecer.
Encontrar una salida sería muy difícil.
La mejor idea en ese momento era descansar. Estaba a salvo y si lograba
salir, necesitaría de energías para llegar hasta el refugio y después de eso, combatir
con la criatura que vi. No sabía cómo iba a hacerlo pero lo haría con cualquier
recurso.
Me senté en el piso un momento. Mi pierna aun ardía. Comencé a sentir
algo de miedo cuando de repente algo que ya conocía apareció. Una
pequeña partícula de luz apareció de la nada, como en mi sueño. Se expandió
hasta que tomo el tamaño de mi puño. Su luz revelo las cosas con las que estaba
tropezando, eran espejos, espejos muy grandes. En cada uno de ellos me
reflejaba. Verme semidesnudo y lleno de sangre y tierra era una sensación muy
triste. Esta esfera comenzó a moverse alrededor
de Todo el lugar. Este lugar era un enorme salón, lleno de espejos con hermosos
marcos de metal y otros de madera.
La esfera se posó encima de una enorme forma de madera. Esta comenzó a
moverse por sí sola. Tenía unas pequeñas ruedas en la parte de abajo que
ayudaban. La esfera la estaba moviendo, la esfera tenía una clase de Dominio
peculiar. La forma de madera se colocó enfrente de mí. Esta al estar cerca
comenzó a abrirse revelando que era una estructura de madera con 5 espejos
individuales unidos con bisagras. Estos espejos
eran hermosos. En cada uno de ellos podía verme claramente.
La esfera se movió de nuevo y se posó sobre mí. La vi, era tan hermosa
como en mi sueño. Quería tocarla pero no quería desintegrarme. Volví a verme en
los espejos. Algo raro pasaba, yo estaba desvaneciéndome en ellos. Estaba
desapareciendo. Se podía ver que otras imágenes aparecían en él. ¿Estaba alucinando?, No, no lo estaba. Mire a
mi alrededor y lo mismo pasaba con los demás espejos. ¿Que estaba sucediendo?
- Debes estar tranquilo, abre tu mente. Deja
que cada aprendizaje se quede encerrado dentro. Lo necesitaremos- Esta voz salía de la esfera. La esfera
hablaba, era sorprendente – Lo que veras será de utilidad para los que vienen.
- Los que vienen, a que te
refieres- Dije mirando las imágenes en el espejo.
- Eres la clave para que esta
generación pueda sobrevivir.
- ¿Porque me trajiste aquí?
- Para que aprendas.
Mi reflejo se fue por completo en
todos los espejos del Salón. Parecía que las imágenes que habían aparecido en
su lugar estaban tratando de contarme algo.
- No sé si estés listo, pero no
podemos esperar. Prepárate- Dijo la esfera.
La luz de la esfera se
intensifico haciendo que mi mente se quedara en blanco. Lo único en lo que ponía
atención era en lo que los espejos me mostraban. Podía verlo todo, escucharlo
todo y sentirlo todo. Mi mente se había trasladado a estos lugares. Podía sentir lo que cada persona
sentía. Sentía su respiración y el latir de su corazón. Sentía su felicidad y
su tristeza. Era abrumador pero logre controlarlo.
Dentro de todas las cosas que vi, solo
puedo decir lo maravilloso que es este mundo. Pensábamos que lo conocíamos,
pero, solo conocíamos lo que nuestra capacidad alcanzaba a apreciar. Nunca me
había imaginado la cantidad de cosas que Tromos escondía y que aun esconde.
Lo que vi, lo que aprendí fue de tal importancia. Aprendan de nuestros
errores, aprendan de nuestros logros. No se dejen llevar por cosas humanas.
Tromos es bueno. Es el mundo más espectacular que podrás conocer. Ahora abran
su mente y encierren cada aprendizaje. Ustedes son nuestro futuro. Son la esperanza.
Lean, aprendan, vivan. NO CAIGAN.
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